Ritmos circadianos y sueño
Fuente: Instituto de Investigaciones Clínicas del Sueño, Madrid, España.
Seguramente más de una vez ha escuchado hablar del “reloj biológico”. Todos lo tenemos y se ubica en una región del cerebro llamada hipotálamo. Y éste controla la mayoría de los ritmos circadianos.
Las señales del hipotálamo viajan a diferentes regiones del cerebro que responden a la luz, incluida la glándula pineal. Así, en respuesta a la luz, como la solar, la glándula pineal suspende la producción de melatonina, una hormona que, entre otras funciones, nos ayuda a dormir. Los niveles de melatonina en el cuerpo suelen aumentar después de que oscurece, lo cual influye en que se sienta somnoliento.
En consecuencia, el cambio en la melatonina durante el ciclo sueño/vigilia refleja los ritmos circadianos. En tanto, el hipotálamo también controla los cambios en la temperatura corporal y la presión arterial que ocurren durante el sueño.
En condiciones normales, el reloj biológico está sincronizado con la luminosidad externa y recibe información directamente a través de la retina. Así, en ambientes naturales, el reloj biológico se activa al acabar el día (al disminuir la señal luminosa), de manera que notemos la sensación de somnolencia unas horas más tarde, y posteriormente se desactivan de forma progresiva por la mañana.
Sin embargo, la exposición a la luz artificial propia del mundo moderno, que se caracteriza por un aumento a la exposición nocturna a televisores, teléfonos celulares, computadoras y tablets, puede contribuir a que los centros cerebrales que regulan el sueño no se activen hasta varias horas más tarde.
¿Cómo saber si los ritmos circadianos intervienen en el insomnio? En términos generales, si usted puede dormir bien, aunque no a la hora que desea o cree que debería dormir, es posible que padezca de un trastorno del ritmo del sueño. En este caso, los tipos de insomnio son los siguientes:
Síndrome de retraso de la fase de sueño
Lo característico de estas personas es que su sueño sea normal en cantidad y duración, pero tiene lugar a una hora tardía. Puede que en algunos sujetos se produzca con mayor severidad, por ejemplo, durmiéndose a las 4 ó 5 de la madrugada. En cambio, de manera más leve, el individuo presentará dificultad para dormirse antes de la 1 de la madrugada y simplemente durmiendo 1 ó 1,5 horas menos de lo que debería. Es más común en jóvenes.
Síndrome de avance de fase del sueño
Es la situación contraria: El ciclo de sueño comienza tempranamente (por ejemplo, a las 8 de la tarde), y finaliza también precozmente (de madrugada). La persona afectada suele sentir un cierto cansancio al atardecer, el que se convierte en somnolencia si realiza tareas sedentarias (como conducir). Una vez en la cama, se duerme habitualmente con rapidez. Pero, sobre todo a media noche, se despierta completamente desvelado y esta es su queja principal. Este cuadro es más frecuente en gente de mayor edad. También puede darse en determinadas familias, ya que existe un gen asociado a su padecimiento.
Ritmo de sueño irregular
Se produce cuando hay una fragmentación completa del ritmo de sueño, de manera que se presenta en episodios nunca superiores a varias horas y de forma aleatoria, tanto durante la noche como durante el día. Se da fundamentalmente en algunas alteraciones neurológicas. Sin embargo, en su grado menor, todo insomne por causas psicofisiológicas acaba teniendo -en alguna medida- un ritmo de sueño irregular.
Jet-lag
Ocurre cuando una persona se expone a un cambio brusco de horario, preferentemente de tres o más horas de diferencia, haciendo que su ritmo biológico interno de sueño se desfase con respecto al nuevo horario local. Esta es la principal causa de que el individuo se sienta cansado, incluso intelectualmente incapacitado al llegar al nuevo destino. Su cabeza funciona con lentitud y con muy poca claridad. Se encuentra irritado, sus reacciones son lerdas y sufre de molestias gastrointestinales. Al llegar a destino, su organismo necesitará varios días para adaptarse gradualmente al nuevo horario. Su velocidad de adaptación dependerá de la diferencia horaria entre el punto de partida y destino, su edad, la exposición a la luz ambiental, entre otros factores.