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Trastornos del sueño en pandemia:

Cuando las preocupaciones no nos dejan dormir

La pandemia no solo trajo un tremendo impacto sanitario global, sino que también afectó una de las funciones biológicas más importantes: el sueño. Ello es relevante puesto que dormir bien permite a nuestro cuerpo y cerebro recuperarse, favoreciendo un buen desempeño neurológico para enfrentar la vida y optimizar nuestras defensas.

Dra. Julia Santin, directora del Centro de Medicina del Sueño de UC Christus.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) factores como la incertidumbre sobre el futuro, deudas, preocupaciones de no contagiarse, cesantía o la falta de descanso producto del teletrabajo serían algunos de los principales motivos que nos provocan hoy un mal dormir. Y los chilenos no somos la excepción, como lo demuestra un estudio de la Universidad de Los Andes que reporta a un 60% ó 70% de la población sufriendo de diversos trastornos del sueño debido a la emergencia sanitaria.

Los expertos advierten sobre la existencia de 40 trastornos de este tipo, destacando entre ellos el insomnio, síndrome de piernas inquietas, alteraciones alimentarias, ronquidos, apnea obstructiva y “microdespertares”, que de mantenerse en forma prolongada pueden causar irritabilidad, desconcentración, cansancio y estrés.

Para la doctora Julia Santin, directora del Centro de Medicina del Sueño de Red Salud UC Christus, el principal es el insomnio. ¿Por qué cuesta tanto dormir?: “Muchas veces las preocupaciones y ansiedad nos llevan a analizar y rumiar la problemática principalmente en la noche, y a veces en forma inconsciente, lo que afecta conciliar el sueño”, explica.

No abusar de las pantallas

Otro factor que influye en la condición actual es el uso y abuso de las pantallas, por home office, juegos, plataformas digitales, uso de tablets o móviles, muchas veces hasta muy tarde manteniendo a la gente “hiperconectada”. “Recordemos que la luz emitida por las pantallas cuando se usan de noche, bloquea la secreción de melatonina, hormona que, entre otras funciones, nos ayuda a dormir”, comenta la especialista a IEPRES.CL.
 
Las consecuencias de un mal dormir van a ser agudas y crónicas para el cuerpo y cerebro, por lo que es prioritario considerar tales alteraciones tanto en cantidad como en calidad, afirma por su parte la doctora Tania Rodríguez, médico jefe de Neurología y Unidad del Sueño de Clínica MEDS.

 “La privación tiene repercusiones significativas que van, por ejemplo, desde afectar la conducción de un automóvil, hasta el desempeño familiar y laboral. En personas con problemas agudos de sueño se presentan alteraciones de la concentración que pueden ser leves, moderadas a severas,  tanto en niños como adultos”, sostiene la profesional, agregando que podemos tener también dificultades con la memoria, trastornos del ánimo, desmotivación, cuadros de ansiedad y un menor desempeño cognitivo global.

Para muchos, la pandemia ha sido un cambio en la vida, producto de que ya no se siguen las rutinas como antes, indica la psicóloga de Clínica MEDS Paola Giordani. “Los cambios que nos rodean son súper potentes y en eso influye que aumentaron las preocupaciones por temas laborales, no ver a la gente, echar de menos y distintas dificultades que provocan el crecimiento de la ansiedad y con ella alteraciones del sueño”, precisa.

Medicina del sueño

Así, lograr una buena higiene de esta función es la meta, razón por la que se debe estar atento a síntomas indicadores de un trastorno específico. “Hay algunos que requieren de terapias determinadas como la apnea, que se manifiesta mayoritariamente por ronquidos, respiración interrumpida y somnolencia diurna. También el síndrome de piernas inquietas (necesidad compulsiva de mover estas extremidades al acostarse) y, del mismo modo, si hay clara patología psiquiátrica como  una depresión con compromiso del sueño”, afirma la doctora Julia Santin.

Dra. Tania Rodríguez, jefe de Neurología y Unidad del Sueño de Clínica MEDS.

Las especialistas coinciden en que, desde el campo de la medicina del sueño, con un estudio dirigido se logra un diagnóstico específico, conduciendo ello a un tratamiento individualizado y manejo integral del problema que dará como resultado recuperar una buena calidad de vida tanto para el paciente como para su familia.

El polisomnograma -explica la doctora Tania Rodríguez- es el examen de primera elección para el diagnóstico de quienes sufran síntomas de apnea y también en insomnios severos o que no hayan respondido a tratamiento. Es el más completo porque mide flujo de aire que entra y sale de los pulmones durante la respiración, niveles de oxígeno en la sangre, posición del cuerpo, ondas cerebrales, esfuerzo y frecuencia respiratoria, actividad eléctrica de los músculos, movimientos oculares y frecuencia cardíaca.

“En caso de sospecharse de narcolepsia (trastorno crónico que afecta la capacidad del cerebro de controlar los ciclos de sueño y vigilia, donde las personas se pueden quedar dormidas sin querer, incluso si están en medio de una actividad) se debe realizar un examen llamado Test de Latencias Múltiples de Sueño”, aclara la neuróloga, también consultora asociada a IEPRES.

Claves para un buen dormir

Sobre las cuarentenas que hemos vivido, la doctora Rodríguez, señala que el encierro, la pérdida de contacto con la sociedad, la falta de actividad física al aire libre, la diferencia o los cambios de la modalidad de estudio como de trabajo, asociadas a la angustia y el temor a perder el trabajo y sus consecuencias económicas, han impactado negativamente a muchas personas en los hábitos de sueño y la calidad del dormir.

Psicóloga Paola Giordani, Clínica MEDS.

Al respecto, la psicóloga Paola Giordani aconseja que las personas con problemas para dormir deben enfrentar el desconfinamiento poco a poco. “Este proceso va a ser  adaptativo, no es volver a la vida que teníamos antes. Es una vida distinta, donde deberemos tener precauciones y hacer las cosas de manera diferente. Eso tiene que ser paso a paso, sabiendo cuales son las preocupaciones que debemos resolver, cómo ordenarnos y también las formas de cuidarnos para no exponernos”.

El ideal es que las personas mantengan sus rutinas, que puedan recibir contención y apoyo de otros, compartir sus preocupaciones, conocer y apoyarse, recomienda la psicóloga.

A su vez, para un mejor dormir y mantener la “higiene del sueño”, las entrevistadas recomiendan  asumir conductas activas durante el día y mantener hábitos saludables: comer sano, sin recargarse de grasas ni azúcares; hacer actividad física como caminar, bailar, practicar yoga o una rutina de ejercicios determinados, y en lo posible meditar, ya que todo lo anterior ayuda mucho a descargar tensiones. Hoy varios organismos entregan clases gratuitas on line.

También no excederse en la exposición de pantallas ni extender tiempos de reposo prolongado. Y si aún siguiendo estos consejos, persistieran los problemas para dormir, sí o sí hay que consultar con un especialista.